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lunes, 24 de octubre de 2011

niley- a su conveniencia- capitulo 2

-Mira, Kyle, se me están agotando el dinero y la
paciencia. Ésta es tu última oportunidad. Si no la acep­tas, 
tendré que desentenderme.
 Pero te advierto que tendrás problemas.
-Está bien. Lo haré, pero porque tú quieres, 
no por­ que tenga miedo.
-Créeme, no hace falta que lo tengas. 
Yo estoy sufi­cientemente asustada por los dos.

miley acababa de llegar de despedir a su her­mano
 en el aeropuerto cuando sonó el timbre de su piso.
Sintió un nudo en el estómago cuando fue a abrir;
 el instinto la advertía de que no abriera.
Al ver la intimidante figura de nicholas 
Papasakis en el umbral se quedó muda.
Se preguntó cómo sabía dónde vivía y, 
sobre todo, qué sabía sobre lo que había 
hecho su hermano la noche
anterior.
-Supongo que es usted la señorita Jones.
-Así es. ¿Qué desea?
-Me gustaría hablar con su hermano.
miley parpadeó, encandilada por la oscura 
in­tensidad de aquellos ojos casi negros.
-En este momento no está.
-¿Y dónde está?
Las tres palabras sonaron afiladas como dagas. -La verdad 
es que no lo sé.
-No juegue conmigo -le advirtió nick-.
Tengo mi asunto que hablar con su hermano, y
 le con­vendría escucharme.
-Siento no poder ayudarlo.
Ella empezó a cerrar la puerta, pero antes de 
que pudiera hacerlo, él alargó una mano y empujó brusca­mente.
 miley retrocedió y se llevó una mano tem­blorosa al cuello. 
Él entró en el piso y cerró la puerta con una
delicadeza exagerada.
-No me gustaría que sus vecinos oyeran lo que tengo que decir -dijo
Ella dio otro pasó atrás.
-Preferiría que se fuera. Ahora mismo.
-¿Antes o después de llamar a la policía? nick sacó 
el teléfono móvil y empezó a macar.
 Maddison tragó saliva.
-Usted decide -añadió él, antes de marcar el último número.
Ella se mordió el labio.
-Tengo el teléfono del agente de la 
condicional de su hermano -afirmó nick-.
Tal vez le gustaría contarle lo que hizo anoche.
-Estuvo aquí conmigo -declaró ella, con un hilo de voz.
Él arqueó una ceja, escéptico.
-¿Espera que me lo crea? -Crea lo que quiera.                .
-Está jugando un juego peligroso. 
Tal vez no he sido lo bastante claro -dijo él, acercándose lentamente-.
No me iré de aquí sin saber dónde está su hermano.

-Entonces, espero que haya traído un cepillo de dientes, porque no 
tengo ninguno de repuesto.
A él le brillaron los ojos ante semejante muestra de carácter.      .           
 -¿Me está ofreciendo su cama? -preguntó, diver­tido.
--En absoluto. No es usted mi tipo.
nick apoyó una mano en la pared y le exa­minó la cara con detenimiento. 
miley contuvo la I respiración
cuando le tomó un mechón de pelo y lo enrolló entre los dedos hasta obligarla a dar un pequeño pasó hacia él.  
-Vamos a intentarlo una vez más -dijo él-o ¿Dónde está tu hermano?    .
miley se humedeció los labios y se estremeció I al verlo seguir el movimiento de su lengua con la mi­rada.
-Está... lejos... -balbuceó.                                
Él frunció el ceño.
-¿Dónde?
-En otra provincia.
-¿En cuál?
-No puedo decírselo.
-Me lo dirás, aunque tenga que obligarte.
-No te tengo miedo.
A nick le brillaron los ojos.
-¿No? Pues deberías. miley alzó la barbilla.        .
-Te advierto que no soy fácil de intimidar.
-Entonces tendré que ser muy creativo y encontrare  una manera de conseguir que te rindas
-replicó él, con una sonrisa
deliberadamente sensual-o Va a ser divertido, ¿no crees?           



Ella no se atrevió a contestar. El odio bullía en su interior hasta tal punto que estaba segura de que iba a
 estallar por el esfuerzo que estaba haciendo para mantener algo parecido al control. Sabía lo suficiente
sobre él como para saber que no iba a descansar hasta vengarse, pero no iba a permitir que le tocara un pelo a su
 ,hermano.
-¿No tienes nada que decir? -preguntó nick,
después de un largo y tenso silencio.
-Sal de mi piso. Eres despreciable -espetó.
-y tú, cómplice de un delincuente.-Mi hermano no es ningún delincuente –contestó ella, apretando los dientes.
-No te engañes. Tiene antecedentes'. Un golpe más y fuera... ¿O debería decir dentro? .
-No sé de qué hablas.
-Tal vez lo sepas cuándo te diga que tengo pruebas de las actividades delictivas de tu hermano.
 Ella lo miró nerviosa, incapaz de saber si trataba de embaucarla o hablaba en serio.
. -¿ Qué clase de pruebas? -preguntó.
-Pruebas que lo condenarían.
-No te creo.
-Anoche lo vieron en mi barco.
-¿ y qué?
-Ahora, mi barco está en el fondo de la bahía.
-Me cuesta creer que alguien sea responsable del . hundimiento de un barco sólo por haber puesto un pie en él
-replicó miley-. Y menos alguien con una  complexión tan pequeña como la de mi hermano.
. ¿Acaso tienes huellas dactilares?
 Él le sostuvo la mirada más de lo que. a ella le ha­bría gustado.
   -Estoy seguro de que sabes que es difícil encon­trar huellas en un barco que ha estado sumergido va­rias horas.
-Cuánto lo siento.
-y yo. Pero tu hermano tuvo la deferencia de de­jarme una tarjeta de visita.
nick se sacó algo del bolsillo de la camisa y se lo mostró. miley tragó saliva.
-¿Lo reconoces? -preguntó él.
Ella contempló la cadena de plata que le había rega­lado a Kyle en su decimoctavo cumpleaños.
-No -mintió. .
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perdon por la demora encerio lo siento ahora les pongo otro capi

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